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Conde de Concordía: Un hito de la Filosofía

  • Sharine Gonzáles
  • 13 abr 2016
  • 3 Min. de lectura

La historia nos ha regalado muchos filósofos valiosos e inspiradores, con los cuales nos podemos sentir f ácilmente identificados, bien sea por sus ideas, por sus aportes, por su personalidad, por todas las anteriores o por muchas otras razones. Ellos representan la voz de un instante, pero al mismo tiempo la huella imborrable a la que tendremos que hacer referencia inexorablemente.


En ésta oportunidad haremos referencia a un joven que vivió en una época que demandaba cambios profundos, donde la exposición de ideas nuevas exigía valentía. El Renacimiento representó ése despertar a nuevos conceptos, la aceptación de los placeres del hombre, el origen mismo del humanismo, y es en ése contexto donde se va a desarrollar y a destacar nuestro personaje protagónico, Giovanni Pico della Mirandola.


Nacido en Italia, en el seno de una familia católica, que tiene gran influencia en sus primeros pasos académicos, pero se aventura también a conocer sobre otras culturas y otras religiones, inclusive se ilustra del Corán y de la Cábala, estudia derecho canónico, filosofía, literatura, teología y además aprende distintos idiomas. A los 14 años publica su primera obra. En Pico se evidencia una personalidad muy versátil, de hecho el mismo se autodenomina como un “cupidus explorator”, un amante de la paz y un defensor incansable de la concordia de los saberes.


Es precisamente ese apetito por el saber, lo que lo convierte en un amante de la lectura, y logra reunir una de las bibliotecas personales más rica y heterogénea de la época, la cual curiosamente protege hasta después de su muerte, pues deja instrucciones para que por ningún motivo sea donada a ningún convento, como era la costumbre entre los hombres de su condición, sino que la deja como legado a una persona muy allegada, lo que deja en evidencia su rebeldía ante la autoridad eclesiástica.


Podemos coincidir en que su vida fue corta, pero intensa, pudo saborear el dulce sabor que dejan los triunfos, el reconocimiento, el amor, pero también la amargura que producen los fracasos, la decepción y las injusticias. Se atrevió a desafiar, a ir más allá de lo moralmente aceptable y establecido en la época, investigó, se dedicó a forjar sus propias opiniones a través del conocimiento y del estudio de diferentes dogmas y pensamientos que aparentemente se contravenían, con el firme propósito de conciliarlos, ésa pretensión, más adelante, le haría merecedor del apodo de “Príncipe de la Concordia”.


Giovanni Pico della Mirandola, a los 24 años de edad, se atrevió a emprender un sueño muy ambicioso, convocar a todos los eruditos contemporáneos para un debate público a realizarse en la ciudad de Roma, el cual giraría en torno a “900 Tesis sobre el saber”, que no eran más que 900 proposiciones reunidas por nuestro personaje, y de las cuales 500 eran de su propia autoría y 400 de autores diversos, algunos filósofos presocráticos, escolásticos, árabes, incluyendo también 47 proposiciones cabalísticas. Este sueño para Pico, representó un desafío a una estructura imperante que no aceptaba la disertación de las ideas, es por esto que su mayor detractor termina siendo el papa Inocencio VIII, quien no sólo evita que se materialice el proyecto, lo acusa de herejía, sino que también ordena quemar todos las copias de su trabajo, aunque muchos dicen que en algún rincón de los archivos del vaticano, reposan varios de sus escritos.


Sin embargo esto no evitaría que las proposiciones de Pico fueran conocidas y transcendieran hasta nuestros días, precisamente sería la introducción a las 900 tesis, el escrito más emblemático y referencial de este joven audaz, llamado luego “El discurso sobre la dignidad del hombre”, considerado para muchos como el manifiesto del pensamiento renacentista, en el cual expone la superioridad y el protagonismo del individuo en el universo y enfatizando la libertad de la conciencia humana, pensamientos axiales de Pico y por los cuales es considerado como humanista.

Fueron muchos los aportes que nos obsequió Giovanni Pico della Mirandola, a pesar de su breve recorrido por el mundo terrenal, vivió de manera urgente, como si anticipara su precario tiempo de existencia, se atrevió a desafiar utilizando su intelecto como herramienta, tuvo un sueño e hizo del mismo su proyecto de vida. Su fama era grande a su muerte, como se evidencia en el epitafio de su tumba, que reza lo siguiente:


“Aquí yace Pico della Mirandola: el Tajo, el Ganges, aún las Antípodas saben el resto”.

 
 
 

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